En este blog creado en 2015 reunimos material de estudio referido a alfabetización de sordos, textos para nuestras prácticas de lectura y escritura (cuentos, poesías, artículos periodísticos), trabajos de alumnos del profesorado, imágenes relacionadas, etc.

miércoles, 22 de julio de 2015

MÓNICA BÁEZ: Las TIC: oportunidades para la alfabetización de jóvenes y adultos sordos

“Entre el oralismo y la lengua de señas siempre me volvieron loco. No había nadie de arriba que me protegiera. Empecé con la escuela de sordos y la de oyentes. Todo lo que sé se lo debo a dos cosas: por un lado, a la escuela de oyentes donde me enseñaron muchas cosas, y, por otro lado, a mi mamá que me traducía todo a LSA (Lengua de Señas Argentina). Y mi mamá no sabía ni leer ni escribir”. Testimonio de un sordo de 29 años, hijo de padres sordos.

Introducción
El testimonio que relatamos aquí ilustra la comple­jidad de una problemática común a una gran canti­dad de sordos y oyentes participantes de la comuni­dad de sordos. Muchos jóvenes y adultos sordos de nuestra región (Rosario, Argentina), permanecen en el sistema educativo durante años y en algunos casos acreditan estudios primarios completos. En otras ocasiones, sin embargo, permanecen iletrados a pesar de haber logrado la comprensión del sistema de escritura alfabético del español. Es decir, egresan de la escuela sin poder producir e interpretar los textos escritos que circulan socialmente, y en par­ticular, los de las instituciones educativas. Alcanzar el dominio de esas prácticas y de los conocimientos que las sustentan les permitiría hallar oportunida­des de trabajo digno o continuar su formación en niveles educativos superiores al primario.
A partir de las nuevas tecnologías de escritura y para la comunicación, muchos miembros de esta co­munidad han avanzado en el conocimiento del es­pañol escrito. Los jóvenes, y especialmente los jóve­nes sordos, han hallado en los mensajes de texto, en los de correo electrónico y en las redes sociales, un modo efectivo de comunicarse con otros. Internet y sus aplicaciones constituyen un medio indispen­sable hoy para cualquier sujeto alfabetizado, pero mucho más lo es para los sordos. No obstante su importancia, las prácticas vinculadas a esos nuevos géneros escritos no se corresponden con los saberes letrados valorados socialmente, o los privilegiados y legitimados por las instituciones educativas.
El “Proyecto de investigación-acción para la al­fabetización de jóvenes sordos y capacitación de docentes” surgió de la necesidad de contribuir a la superación de las dificultades de un grupo de jóve­nes sordos en la lectura y escritura del español. A la vez, pretendíamos validar ciertas estrategias de intervención educativa fundadas en nuestras ex­periencias previas y en el marco teórico —de base psicogenética y sociocultural— que guía nuestras acciones. Sobre esa base, se procuró tener en cuenta las oportunidades que ofrecen los saberes extraes­colares y esas nuevas herramientas para mejorar la calidad de la alfabetización de los jóvenes y adultos participantes.
Trabajamos desde la convicción de que los sor­dos constituyen una minoría lingüística cuya len­gua natural es la Lengua de Señas (LS). Es su lengua natural en tanto es la lengua de identidad y tiene una manifiesta función intragrupal; por ello es funda­mental en la construcción subjetiva de la identidad. No obstante, si bien para los hijos de padres sordos esa es su primera lengua (L1), para otros sordos, es­pecialmente adultos, lo es el español, que se les ha impuesto desde pequeños a partir de los supuestos del oralismo que orientó su educación inicial. Hoy se estima que el dominio del español, y en particular de su modalidad escrita, implica para los sordos el aprendizaje de una segunda lengua (L2), pues la ne­cesidad de este conocimiento se funda en que esta lengua cumple una función social y económica —no de identidad—, en la comunidad lingüística en que se aprende.
Es un hecho que los alumnos, niños, jóvenes o adultos, disponen de conocimientos y elaboran sa­beres pertinentes a la naturaleza de la L2, en sus mo­dalidades oral o escrita, más allá, o incluso a pesar, de la enseñanza sistemática recibida. También enten­demos que aprender a leer y escribir implica mucho más que comprender el principio alfabético de nues­tra escritura; supone, entre otras cosas, comprender todos los problemas asociados a la construcción de textos (planificación, textualización, revisión, edi­ción) y las tareas relacionadas con la intención de producir textos pertinentes a la función comunica­tiva y discursiva por la que el español escrito circula a través de prácticas sociales particulares.
Frente a esta perspectiva nos parece importante recordar que la comunidad de sordos constituye, en general en todos los países de habla hispana, una mi­noría lingüística sin escritura propia, que convive en interacción permanente y desigual con una comu­nidad oyente y letrada. No obstante, y aún con estas especificidades, consideramos que la alfabetización de sordos tiene características similares a las de otros sectores que comparten las mismas condicio­nes de exclusión escolar y empobrecimiento.

Actividades y resultados
El proyecto se llevó a cabo a lo largo de dos años (2007-2008) gracias al financiamiento otorgado por el Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFA L) y el apoyo institucional del Círculo Social, Cultural y Deportivo de Sordos de Rosario.
El grupo de investigadoras que participamos en el proyecto teníamos ya una larga relación con el Círculo, el cual visitábamos con frecuencia y donde desarrollamos actividades de investigación con ni­ños sordos, además de impartir cursos y apoyar en diversas actividades. Esta presencia en el Círculo propició un diálogo habitual con muchos de los jó­venes que luego fueron protagonistas del proyecto, y a partir de cuyas inquietudes y dificultades surgió la iniciativa de llevar a cabo el mismo. En una reunión convocada por la Comisión Directiva del Círculo se presentó el proyecto a un grupo de sordos, jóvenes y adultos, como una invitación abierta para participar en un taller en el que se desarrollarían experiencias de lectura y escritura en español. A la vez, realizamos una convocatoria a docentes de sordos interesados en reflexionar y problematizar sus propias prácticas. Es decir, en el proyecto se desarrollaron dos líneas de acción en permanente interacción: con jóvenes y con maestros. En este artículo solamente nos re­feriremos al trabajo con los jóvenes, pero es justo señalar que los maestros participantes también son parte de los logros obtenidos por los jóvenes.
Como respuesta a nuestra invitación se presen­taron 15 jóvenes y adultos sordos —cinco hombres y diez mujeres— cuyas edades oscilaban entre 18 y 57 años. El número de asistentes fluctuó a lo largo del tiempo pero ellas y ellos son los que permanecieron a lo largo de todo el proyecto. El Círculo brindó el espa­cio físico para el desarrollo de las sesiones de trabajo, que se llevaron a cabo con una frecuencia de dos en­cuentros semanales de entre tres y cuatro horas de duración. Este ritmo, sin embargo, se incrementó a tres y cuatro encuentros semanales cuando la ejecu­ción de actividades específicas, como el proceso de edición de revistas propias, por ejemplo, lo requirió.
Los jóvenes que asistían al taller habían termi­nado la escolaridad primaria en escuelas especiales o en escuelas comunes como alumnos integrados, aunque, como reveló el diagnóstico inicial, contaban con escaso dominio del español escrito. Ninguno de ellos/as utilizaba prótesis auditivas y a pesar de que en su infancia realizaron tratamientos orientados a oralizarse, no todos lo lograron. Entre los participan­tes, tanto los fijos como los fluctuantes, había sor­dos hijos de padres sordos y sordos hijos de padres oyentes. Algunos de ellos tienen hermanos sordos. Se manifestaron también diferencias respecto de los niveles de escolaridad cursados, el tiempo que llevaban fuera de la escuela y el nivel de competen­cia en lectura labial, cuestiones que incidirían en los niveles de alfabetización que manifestaban respec­to del español. Las características comunes a todo el grupo eran: el dominio de la LSA (Lengua de Señas Argentina) y el deseo de saber leer y escribir en espa­ñol; este último, paradójicamente, implicaba a la vez el rechazo de la lectura y la escritura, probablemente a raíz de una larga experiencia en ser signados por los errores y el fracaso que lesionaron su autoesti­ma. Todos los participantes, además, tenían expe­riencia con mensajes de texto, correo electrónico y Messenger (sólo una de las jóvenes tenía experiencia en algunos programas de diseño) y pertenecen a me­dios socioeconómicos de ingresos bajos a muy bajos.
A lo largo de todo el proyecto, aunque también trabajamos con diferentes materiales impresos (li­bros, diarios, revistas, entre otros) y escritura ma­nuscrita, fue indispensable el uso de procesadores de texto e Internet. Consideramos que los beneficios que reportan esas herramientas tienen que ver con las diferentes dimensiones inherentes al desarrollo de una alfabetización integral, en la medida que dan continuidad a las tradiciones gráficas de la escritura fundada en el libro, y promueven la resignificación de las mismas a partir de la noción de red e hiper­textualidad; su dominio, por lo tanto, involucra el conocimiento de prácticas que las trascienden. En términos de procesos de conocimiento lingüístico y metalingüístico, facilitan al escritor, especialmente al debutante, entre otras cuestiones, la disponibili­dad del repertorio gráfico en el teclado así como a recursos de organización textual y de edición en el proceso mismo de escritura; además, remiten a la posibilidad de consultar nuevas fuentes de informa­ción y conocimiento, así como de acceder a un ám­bito de interacción y comunicación interpersonal y grupal, cuestión importantísima para los sordos.

El desarrollo del proyecto puede ser considerado en diferentes etapas que distinguimos según el eje que orientó las acciones en cada momento:

a)         Primera etapa: exploraciones Las actividades desarrolladas con los jóvenes estuvieron dirigidas a poner a prueba estrate­gias didácticas alternativas que les permitieran superar dif icultades específ icas, o bien, alcan­zar conocimientos no logrados a partir de los recursos tradicionales. Dichas activ idades se plantearon a partir de la creación de un con­texto comunicativo en el que circulara simul­táneamente la LSA y el español, así como diver­sidad de textos y soportes, de situaciones de lectura y escritura manuscrita y la utilización de programas computacionales en forma indi­v idual y/o grupal. En esta etapa comenzamos por focalizarnos en correos electrónicos, muy empleados por los jóvenes. Por este medio, por ejemplo, establecimos contacto con un centro de alfabetización de adultos oyentes que cul­minó en un encuentro presencial. Los correos f ueron analizados para transformarlos en co­rrespondencia impresa y formular una inv ita­ción formal al encuentro. A esta primera carta se le sumó la producción de otras vinculadas a la vida familiar o del Círculo.
En este proceso se indagó mediante Internet el formato de diferentes modelos de cartas, ade­más de las que llevamos impresas. También sur­gió la necesidad de apelar a algunas de las tareas que posibilitan las TIC: la revisión y edición de textos. Estas prácticas se mantuvieron a lo largo de todo el proyecto por las posibilidades que ofre­cen para reflexionar sobre el propio texto y el de otros, lo que promueve el conocimiento de aspec­tos discursivos y textuales esenciales para el do­minio de la lengua. Entendemos que la lectura y la escritura son actos que se ejercen con textos, en contextos, sobre textos y no sobre palabras u ora­ciones sueltas, salvo en situaciones comunicati­vas específicas (listas de compra, notas), por ello trabajamos también con periódicos locales en papel y digitales, con poesías en libros y en blogs, y con textos de estudio, entre otros. Apelamos ade­más al material digital del Instituto Cervantes en Lengua de Signos Española (LSE) y con una colección de cuentos y videos producida por el Fondo de Cultura Económica en Lengua de Señas Mexicana (LSM). Estos últimos materiales posibilitaron la reflexión sobre diferentes lenguas de señas (española y mexicana).
En esta etapa surgió, a partir de la interac­ción con relatos escritos por autores argentinos reconocidos, la propuesta de los participantes de producir narraciones propias. Así, por ejemplo, una de las jóvenes expresó su deseo de escribir cuentos infantiles para contarles a sus dos hijos oyentes (ambos manejan el LSA aparte del espa­ñol) y para que los pudieran leer ellos mismos. Cada texto producido encierra un largo y arte­sanal trabajo de borradores sucesivos y de revi­siones varias, para las cuales la disposición de modelos escritos en papel y en pantalla, así como el procesador de textos, fueron fundamentales. Las diferentes modalidades de lectura: búsqueda de información, lectura de revisión, lectura por placer, etc., así como las interacciones entre lec­tura y escritura estuvieron dadas por el tipo de actividad, de propósito y de texto puesto en juego en cada secuencia de trabajo.

b)         Segunda etapa: aperturas a través de la palabra El trabajo con relatos propios y ajenos, escritos y señados filmados, interesó a todo el grupo; entonces les propusimos la posibilidad de agru­par sus producciones en una antología. Esto dio lugar a la producción de las revistas Palabras de Sordos 1 y más tarde Palabras de Sordos 2, publi­caciones sencillas en su manufactura pero, cree­mos, de mucha calidad en sus contenidos, cuya autoría correspondió a los participantes sordos. La producción de textos supone la posibilidad de disponer de otros múltiples textos que de algún modo contribuirán al entramado del texto, único y singular. Por esto, las lecturas de textos digitali­zados e impresos y los ensayos lúdicos de “corta y pega” para las escrituras iniciales contribuyeron a incrementar el capital de recursos lingüísticos propios del español de que disponía el grupo. Además, apelamos al procesador de texto en el proceso de revisión para mejorar la calidad tex­tual, así como la legibilidad y diseño de cada tex­to. Posteriormente se imprimieron las versiones finales y se armó manualmente cada ejemplar. Una motivación fuerte para la concreción de estas revistas fue la invitación que nos hicieron para participar de eventos públicos en los que las revistas fueron presentadas y vendidas para beneficio de la propia comunidad agrupada en el Círculo. Más allá del pequeño beneficio eco­nómico obtenido, lo que más impactó a los par­ticipantes fue el reconocimiento y la publicidad recibidos. Esto permitió que aparecieran en los medios locales no desde el lugar habitual de las demandas, legítimas por cierto, sino desde el de la autoría y el conocimiento.
El taller fungió también como un ámbito de diálogo y de contención en el que hubo espacio para verbalizar miedos y deseos largamente aca­llados por los jóvenes participantes (problemáti­cas de la infancia, de la adolescencia, relativas a su sexualidad o a los vínculos con la comunidad oyente). Estas expresiones se transformaron lue­go en palabras traducidas al español escrito y en material literario. Así surgió la escritura de histo­rias con referencias autobiográficas, de cuentos para niños y de poesías.
Algunos miembros del grupo propusieron, para Palabras de Sordos 2, retomar la escritura de cartas, en este caso literarias, mientras dos de las mujeres propusieron poesías. Es muy interesante subrayar el impacto del género poético en estos jóvenes, aunque esto no debiera asombrarnos dado que si bien este género, originalmente oral, se ha vuelto escrito, el hecho de tener un formato definido y repeticiones (rima por ejemplo) produ­ce también un ritmo visual que es rápidamente interpretado por los jóvenes sordos.
El trabajo en el taller posibilitó compartir con otros las propias emociones, la búsqueda e inter­cambios por Internet y la lectura de diferentes poemas de autores latinoamericanos y de auto­res sordos de otras provincias del país, e incluso de otros países de habla hispana.

c)         Tercera etapa: aperturas a través de las imágenes y las palabras
Esta etapa se caracterizó por el desarrollo de experiencias focalizadas en la interacción en­tre imágenes y textos. Inicialmente realizamos debates acerca de la publicidad, fotografías con fines documentales y/o artísticos, programas te­levisivos y películas compartidas en las sesiones
o vistos en sus casas y comentados en la reunión. Aquí las búsquedas en Internet fueron comple­mentarias, pues se apeló a esta herramienta para ampliar un dato u obtener alguna información puntual. Estos debates permitieron trabajar con discursos argumentativos. En un debate sobre el tema “identidad”, los participantes eligieron los enunciados o expresiones que les resultaron más fuertes o necesarios de recordar y produjeron a partir de ellas caligramas (poema, frase o pala­bra en la cual la tipografía, la caligrafia o el texto manuscrito se acomoda de manera que se forme una imagen visual). Quienes disponían de más conocimientos sobre programas de dibujo o dise­ño apelaron a este medio para producirlos; otros se concentraron más en el texto manuscrito.
Trabajamos también con imágenes fotográ­ficas tomadas por los participantes con máqui­nas propias o provistas por nosotras. Desde un comienzo les planteamos que las fotos se expon­drían a diferentes públicos, de manera que dise­ñaron grupalmente el evento y tomaron las fotos tratando de reflejar lo que consideraban signifi­cativo del entorno, para mostrar en qué detenían su mirada, qué recorte del mundo cotidiano fo­calizaban. A partir de las imágenes obtenidas los participantes elaboraron textos escritos que fun­cionaron como epígrafes. Esto posibilitó una dis­cusión acerca de lo literal y lo literario, acerca de las imágenes y sus relaciones con los textos y con los destinatarios de los mismos. Respecto de las herramientas informáticas utilizadas, se trabajó con los programas de diseño y edición de imá­genes disponibles (Photoshop y CorelDraw). Al respecto se generó un intercambio de saberes en el que los más hábiles en el manejo de dichos pro­gramas asumieron el rol de tutores de los otros.
Estas producciones —fotografías y caligra­mas— integraron una exposición itinerante que denominamos entre todos Miradas de sordos. Se presentó en instituciones de gobierno, académi­cas y educativas claves en nuestra ciudad.
Los itinerarios recorridos permitieron evaluar al final del proyecto la mejora de la calidad de la alfabetización en todos los participantes del pro­yecto, una diversificación y mayor competencia en los usos de los recursos que proveen las TIC y a la vez el logro, en 85 por ciento de ellos, de cono­cimientos letrados habilitantes para el acceso a textos académicos complejos. De hecho, seis de los participantes continuaron y finalizaron sus estudios secundarios en instituciones para adul­tos oyentes en el transcurso o apenas finalizado el proyecto.

Recomendaciones para la acción:
Una de las protagonistas sordas de este proyecto, que transitó las experiencias antes citadas, escri­bió una carta y la envió por correo electrónico a sus compañeros, llamativamente con formato de carta impresa. Creemos que en ella se sintetizan las reco­mendaciones que podríamos ofrecer:

Rosario, 9 de Noviembre de 2007
Mis queridos sordos:
Tomo la pluma para desahogarme con ustedes, siento que les cuesta leer y escribir texto pero me doy cuenta que son capaces de escribir en español dentro del proyecto CREFAL, por eso la importancia de este trabajo la oportunidad de aprender nuevos conocimientos, después no se resignarían a quedar privada de este sustancioso alimento.
No basta haberse puesto ante la página en blanco para empezar…
Se necesita una preparación que consiste, por ejemplo en comunicar con otro acerca del tema, en leer un li­bro que refieran al tema, en ir a observar personalmente la cosa, buscar en computadora, usar esta para muchas cosas demás de chat… pero si es posible, en decidirse a pensar por su propia cuenta. Esto último diría que es lo más importante.
Siempre tendrás algo que decir, porque todo ser hu­mano ha nacido a pensar y poder escribir. Nosotros tam­bién podemos
                                 Sigamos aprendiendo.
Maria Gisela[1]


Lecturas sugeridas
Baez, Mónica, S. Bellini, V. Biglione, F. Cúneo, E. Cavacini, G. Dotto, V. Martínez y G. Simonetti (2009), Diálogos con sordos. Aportes para reinterpretar la alfabetización de sordos, Rosario, Laborde Ed.
Ferreiro, Emilia (2007), Alfabetización de niños y adultos. Textos escogidos, Pátzcuaro, CR EFA L, col. Paideia Latinoamericana núm. 1.



Mónica Báez monica.baez@yahoo.com.ar (Centro de Estudios Interdisciplinarios de la UNR. Rosario, Argentina).



[1] María Gisela produjo esta versión de su carta para los fines de la presente publicación, sobre la base del original que había escrito durante el desarrollo del proyecto.

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